Quien quiere comprar una vivienda actualmente se está encontrando con un mercado inmobiliario prácticamente seco, casi hostil, en el que las grandes oportunidades se han evaporado tiempo atrás y en el que cada oferta se encuentra con cada vez más interesados. Especialmente, aunque no solo, en las grandes ciudades. Y eso hace que los precios, ya disparados, mantengan una fuerte presión al alza, a pesar de haber desbordado con creces la evolución del poder adquisitivo de los salarios.
Además, la situación no tiene visos de mejorar a medio plazo para los posibles compradores, debido al enorme atasco generado en el acceso a la vivienda en los últimos años, donde solo una de cada dos familias entre 30 y 44 años cuenta con un piso en propiedad.
El stock de vivienda disponible para la compra acumula un retroceso del 39% en el segundo trimestre del año desde los máximos, registrados en 2019, de acuerdo con los últimos datos publicados por Idealista. Sin embargo, este retroceso es sustancialmente mayor entre las capitales de provincia, ya que la amplia mayoría de ellas registra un descenso superior al 50%, que se eleva incluso hasta el 78% en el caso de Valencia, seguida de Segovia, A Coruña (76% en ambos casos), Cuenca, Santander o Bilbao (75%). Esto implica una enorme
tensión en el mercado inmobiliario que está provocando fuertes subidas de precios, con numerosas capitales y municipios en máximos históricos de precios o muy cerca de ellos.
Fuente: EXPANSIÓN